Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

SERBIA Irena Beker de Domínguez “Hay gente que anda con una sonrisa, en Serbia no es así”

Llegó al país hace cinco años atraída por oportunidades laborales. Trabajaba en un banco en Serbia, el cual cuenta con programas de cooperación y ayuda a países como El Salvador por lo que decidió aventurarse. Durante los tres primeros meses estudió español. Luego empezó a trabajar en el banco que la había traído y así conoció a su futuro esposo. Asegura que fue amor a primera vista.

Al finalizar su contrato en El Salvador se tenía que ir, pero su novio le dijo pidió que se casaran. Irena aceptó y en dos meses realizaron la boda. “Le hablé a mis papás para que me mandaran los papeles y nos casamos en la playa, fue una boda muy bonita”, relata. Al casarse decidieron vivir en el país, pues su contrato en Serbia se había terminado y decidió acompañar a su esposo y trabajar con él. Su estadía no ha sido fácil, al principio todo le molestaba pero entendió que tenía que adaptarse.

Uno de los cambios que tuvo que enfrentar fue que los salvadoreños tienen un horario para desayunar, almorzar y cenar, en Serbia la gente come cuando quiere o pueden. Entre estas culturas no hay nada en común.

“Me gusta mucho El Salvador, su clima su gente, aquí hay gente que es feliz y amable, andan con una sonrisa, entro a un restaurante y te saludan, te dicen ‘buenos días, cómo está’. En Serbia, la gente aunque no trabaje siempre andan tensionados o negativos, y eso ya no me gusta”.

Actualmente Irena trabaja con su esposo en una agencia de viajes y cuida de su hijo que nació en El Salvador, y que tiene las dos nacionalidades. “A mi hijo le enseño ambas culturas, cuando sea grande sabrá diferenciar y respetar ambos países”.

Disfruta de las playas y cada vez que las visita disfruta de un platillo de camarones, su comida favorita. Extraña su familia y trata de ir cuando hay vacaciones o cuando se le presenta la oportunidad.