Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

SUIZA Naara Salomón “Es un país donde todo es posible”

Cuando el bachillerato en arte estaba en apogeo en El Salvador, Roberto Salomón viajó en una gira a Ginebra y allí se encontró con Naara, quien formaba parte del comité de recepción. “Nos conocimos en la estación de tren”, dice con una sonrisa. Fue amor a primera vista y pasaron juntos seis meses, una parte del tiempo en París trabajando con el teatro Soleil y luego se casaron.

Ella tenía solo 18 años.

Su primera impresión de El Salvador fue de belleza y violencia. “Al día siguiente de llegar a El Salvador estaba cumpliendo años, y mi suegra me regalo un venado, una artesanía, y yo estaba feliz. Estaba en un árbol de mango y me pareció un detalle precioso, pero nunca imaginé lo que vendría despues: en tres minutos destrozaron mi regalo, era una piñata”, cuenta.

Rápidamente se aferró a la pasión que sentía por el teatro, empezó a dar clases de música, aprendió el español y nació su hija, “mi segundo hijo se concibió aquí a principios de la guerra y por eso mismo nació en Suiza”, añade.
No le costó aprender en el idioma porque asegura que en su país es normal aprender tres o cuatro idiomas.

“El Salvador es un país donde todo es posible, con cantidad de juventud, ojos que brillan y que debemos sacar adelante, darles opciones a la violencia. Trabajo en eso por medio de la cultura, en el teatro, como es la próxima puesta en escena del monólogo Angel de la guarda, que habla de la pérdida de la inocencia”.

Naara también se dedica a brindar terapias con perros a niños y adultos con capacidades especiales.

Y con dos caballos que han sido rescatados y rehabilitados brinda también terapia a jóvenes entre 14 y 20 años, como método de prevención de la violencia. “Hay demasiadas necesidades, es un acto de reciprocidad, yo doy y a cambio recibo vida”.

Ella forma parte de la Asociación suiza de zooterapia, ha tomado seminarios y técnicas de terapia asistida. “Yo no tengo una carrera, mi carrera es mi vida. He estado en formación contínua todo el tiempo, según van surgiendo las necesidades, la vida me ha puesto los maestros adecuados”, añade.