Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

URUGUAY Margarita de Magaña “Visito mi tierra cada dos años”

Nació en Montevideo en 1945. Enel 67 conoció a su esposo, médico salvadoreño quien cursaba un posgrado en el Centro Latinoamericano de Perinatología. Después de casarse, llega a El Salvador en 1972. A pesar de las diferencias no le fue difícil acostumbrarse a su nueva vida.

En aquel entonces, dice, la vida en San Salvador era muy diferente. Una ciudad mucho más pequeña, con pocos restaurantes, no habían centros comerciales, tráfico tranquilo y la televisión terminaba su trasmisión a las 10 de la noche.

Poco después de haber llegado al país empezó a trabajar en la embajada de Uruguay donde se desempeñó como secretaria de diferentes embajadores.

Actualmente forma parte de la Junta Directiva del Hogar de Parálisis Cerebral Roberto Callejas Montalvo (HOPAC). “Siempre estamos organizando actividades para obtener fondos y así poder solventar los programas de rehabilitación.

También pertenece al Movimiento de Encuentros Conyugales, desde hace 31 años, afiliado al Movimiento Familiar Cristiano con sede en la Parroquia El Carmen de la Colonia Roma.

“Veo a El Salvador como el país de la sonrisa, a pesar de todo lo que se ha vivido y sufrido en estos años, lo sigue siendo. Su gente es amable, abierta, acogedora y me sorprende que cuando me cruzo en las calles o en centros comerciales me sonríen y saludan sin conocerme”.

Después de vivir 42 años en El Salvador “casi” no echa de menos su país natal, aunque extraña a su familia y amigosy siente nostalgia por un rico asado de tira a las brasas, un chivito, pizza y fainá hechos en horno de leña, panqueques de manzana o el dulce de leche con nueces y pasas que preparaba su madre.