Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

REPÚBLICA CHECA Katerina Fernández “Me gustan las montañas, el cerro El Pital y Ataco”

Casí tres años han transcurrido desde que Katerina llegó al país con su familia.

Esta vez no venía de visita pues su esposo, un salvadoreño que conoció en Praga, regresó para atender la empresa familiar. En un inicio le costó aprender a manejar y ubicarse porque muchas calles no estaban señalizadas. Entre las anécdotas que recuerda está el haberse impresionado al ver guardias de seguridad fuertemente armados fuera del supermercado pues creyó que algo malo había ocurrido o cuando vio las casas rodeadas de alambre ‘razor’ que en su país se usa solo en las cárceles.

“La familia de mi esposo me ha ayudado mucho a adaptarme. Es diferente cuando tienes una familia que te apoye a estar solos como estábamos en Europa”, acota.

De la República Checa extraña el movilizarse fácil y libremente a cualquier hora, caminar por las calles o junto al río. Aquí no se puede hacer eso, la ciudad no está diseñada para ello. Por el momento, se encarga del cuidado de su familia mientras perfecciona su español para luego trabajar como lo hacía en Praga donde era directora de marketing de una firma internacional de abogados.