Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

PALESTINA Rawan de Miguel “Puse mi vida en manos de Dios”

Conoció a su esposo en Belén donde se casó en 2006. Llegó a El Salvador sin hablar español y sin conocer a nadie más. Nunca se detuvo a pensar en lo que significaba empezar una vida lejos de su familia.

Trató de informarse por internet sobre la cultura y la vida de El Salvador y encuentra fotos de paisajes hermosos y otras menos agradables, pero confiada en Dios entrega su vida en sus manos.

“Al llegar me sentí bien acogida, mi esposo me presentaba a mucha gente que hablaba árabe, empecé a conocer también a personas que hablaban inglés y poco a poco fui aprendiendo el español”, señala. Una de las mayores dificultades a las que se ha enfrentado desde su llegada es la cultura, Rawan viene de un país con hábitos y costumbres muy conservadoras. Los saludos con beso, la vida nocturna y las playas marcaron un cambio al cual no estaba acostumbrada.

Rawan es graduada en Administración de Empresas, pero se dedica por completo a su familia. Se desempeña además como directora de la Asociación Salvadoreña de Palestina y también forma parte del Comité Católico de la Escuela Británica.

La cocina es una de sus grandes pasiones, es a través de esta que expresa sus emociones. “Culturalmente las mujeres árabes nos dedicamos a nuestros maridos, por costumbre nos encargamos de su comida, de los hijos, para nosotras la vida familiar es muy importante”.

Su sueño de volver a Palestina se desvanece cuando piensa en todo lo que desea para sus hijos.

“En El Salvador hay bastante inseguridad, pero hay más oportunidad para mis hijos, es un país donde no hay peligro de guerra, lo que deseo es que ellos disfruten su niñez, algo que yo no pude al crecer en un país bajo ocupación militar”, concluye.