Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

VENEZUELA María Eugenia Tamayo de Valdez “No se puede vivir 30 años siendo extranjera”

El amor me trajo aquí”, dice. Conoció a su esposo en París, cuando los dos cursaban la carrera de Economía Internacional en la Universidad de la Sorbona. “Eramos jóvenes, inconscientes y felices”, añade.

Vino en 1984 en plena guerra, vivió todo el proceso de cambios a la paz y se incorporó profesionalmente, aunque fue un reto personal pues no había mucha apertura, pero la actitud positiva ayuda mucho. Actualmente maneja la empresa de outsourcing administrativo FEG de El Salvador.

“Afortunadamente sigo casada con el mismo hombre, tengo tres hijos, y viví con alegría el proceso de cambios positivos en El Salvador, su transformación”.
“El proceso de adaptación no fue tan duro porque toda América Latina tiene un cierto parecido en historia, base alimenticia, pero Venezuela es más orientada al Caribe, me ha costado adquirir ese estilo más pausado. El éxito está en conservar la personalidad adaptándose a la cultura. Es lo sano. No se puede vivir 30 años siendo ‘extranjera’ creo yo”.

María Eugenia explica que El Salvador es un país lleno de gente linda, “grandes amistades, que se han convertido en mi familia. Los vinculos de nacionalidad nunca desaparecen, se modifican. Ha habido una incorporación de mi familia a El Salvador y viceversa. Lo mejor es donde decidiste hacer tu hogar”.