Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

BOLIVIA Samia Ossio “Llegué llorando y cuando me vaya me iré llorando”

Nos vamos a vivir El Salvador”, le dijo su esposo hace algo más de dos años, cuando él se vino a vivir al país para trabajar en Tigo. Fue un ‘shock’. “Mis primeros meses acá en San Salvador me costaron muchísimo. No por el cambio de país sino porque yo cambié mi rutina. De ser una mamá que trabajó toda la vida acá era mamá 24/7. Ese cambio fue el que tuve que aprender a disfrutar. Sin embargo ahora me doy cuenta de lo importante que es pasar tiempo con los hijos”, explica la boliviana Samia Ossio.

Tiene tres hijos: José Ignacio (16 años), Mateo (7) y Samia Isabella (5) años. “Para ellos fue rápido adaptarse, hasta parecen salvadoreños…. Todos los amigos que tenemos acá son sus tíos o tías y para mi esposo y para mí los amigos ya son familia. Mis hijos hablan como salvadoreños y les encantan las pupusas, los frijoles, el mango verde con chile y limón”.

A pesar de no llevar tanto tiempo en el país, a Samia ya se le pegaron algunas frases salvadoreñas: “Ahora soy mamá a tiempo completo, pero considero que para mantener una mente saludable es necesario ‘agarrar calle’. Como dice el dicho ‘la casa embrutece’. Así es que participo mucho de las actividades de la escuela de mis hijos. Además, desde hace un par de meses vendo carteras hechas en mi país y vendo también joyas”.

Aquí descubrió la pasión escondida por el tenis: “Me dio no solo la oportunidad de conocer a más gente salvadoreña y extranjera, sino de de participar en un torneo en Costa Rica este año y si Dios lo permite en febrero iré a México”.

Originaria de La Paz, disfruta como pocas las playas salvadoreñas. “Allá es clima frío... La playa siempre fue algo que me fascinó. Bolivia es un país que no tiene mar y saber que estoy a un paso de poder disfrutar de esa maravilla es lo máximo. Llegué llorando y cuando me vaya me iré llorando. El ser humano extraña todo lo que nos hizo feliz, por eso es que extraño Bolivia. Y algún día también extrañaré El Salvador”.