Extranjeras en El Salvador

Conoce encantadoras historias de mujeres de otros países que han encontrado su segundo hogar en El Salvador.

COLOMBIA Martha Amado “Solo puedo decir gracias”

Hace once años conoció al amor de su vida en Bogotá, un cubano que estaba de paso y que vivía en El Salvador. Se encontraron en mayo de 2002 en un ciber café y fue amor a primera vista. En diciembre ya se habían casado. “Antes de eso me invitó a conocer el país, y empecé a averiguar todo, a él le encanta. Y cuando vine me gustó, la gente especialmente muy cariñosa”, dice.

Regresó en octubre para el curso prematrimonial y en noviembre se fueron juntos en ocasión de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, era entrenador de la selección de patinaje, y se quedó para la boda en la iglesia Divino Salvador.

“A mi papá siempre le agradó. Cuando me propuso matrimonio fue en una cena en mi casa, mi papá le dio todos los consejos que dan los padres (es para toda la vida, nuestros principios, etc.)”. Martha asegura no arrrepentirse de su decisión.

Explica que este país le ha dado satisfacciones grandes. Ahora es coordinadora de recursos humanos, aunque estudió administración de empresas y lenguas modernas. Cuando llegó pasó seis meses buscando trabajo y ya estaba pensando dedicarse a traer ropa de Colombia, pero comenzó a trabajar en una empresa perforadora de pozos geotérmicos y sigue allí “ha sido una escuela, he conocido varias áreas, de las leyes del país, laborales, pagos de nóminas y eso”.

Una de sus añoranzas es su familia, incluso le tocó vivir el secuestro de su padre en la distancia, y su liberación fue algo que la marcó. “La mano de Dios siempre ha estado en mi vida, uno extraña pero se va acondicionando y mis amigos salvadoreños -mi nueva familia- me han apoyado. Eso no tiene precio”.